Leer El Maxilar de Gardel como quien
contempla
manchas de hielo en un vaso de whisky a las cinco a.m.
y no tiene que
cumplir horario laboral pues lo echaron esa tarde,
con sobrados motivos.
Sostener el libro sentado, masajeándose los dedos de los pies,
porque el
cachetazo simbólico de estos poemas
puede hacer tambalear al lector desprevenido:
lo suficiente.
Poemas
de amor, tango y extrañamiento.
Sinónimos de conurbano bonaerense, zona Sur.
Andrés
Szychowski